Ser mamá es un reto increíblemente hermoso, pero también tiene sus momentos difíciles, especialmente cuando nuestros pequeños nos retan. Todas hemos pasado por eso, ¿verdad? A veces, en medio del caos diario, nos podemos sentir perdidas en cuanto a cómo manejar estos comportamientos. Aquí es donde entra la combinación entre la crianza respetuosa y la disciplina.
Hoy quiero hablarte sobre cómo podemos disciplinar a nuestros hijos pequeños sin recurrir a castigos duros o gritos, sino con amor, paciencia y respeto. La crianza respetuosa y la disciplina van de la mano, y cuando entendemos la diferencia entre disciplinar y castigar, todo empieza a tener más sentido.
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¿Qué es la crianza respetuosa?
Antes de entrar en los detalles de cómo disciplinar, es importante saber qué es la crianza respetuosa. Básicamente, se trata de criar a nuestros hijos con respeto, empatía y entendimiento, reconociendo que, aunque son pequeños, también son personas con emociones, ideas y necesidades. No se trata de ser permisivas, sino de poner límites de manera firme pero amable, para que nuestros hijos aprendan de manera saludable.
Diferencia entre disciplinar y castigar
A veces solemos confundir disciplinar con castigar, pero son dos cosas muy diferentes. Castigar es una forma de reaccionar al mal comportamiento de nuestros hijos, a menudo con consecuencias negativas como regaños, tiempo fuera, quitarles cosas que les gustan, o incluso golpes, lo cual no es parte de la crianza respetuosa.
Disciplinar, por otro lado, tiene que ver con enseñar. La palabra disciplina viene del latín y significa instrucción o enseñanza. La disciplina consiste en guiar a nuestros hijos, mostrarles el camino correcto y ayudarles a entender las consecuencias de sus actos de una manera constructiva. No se trata de hacerlos sentir mal, sino de que aprendan a comportarse bien porque lo entienden, no porque lo temen.
¿Por qué es tan importante disciplinar con respeto?
Cuando disciplinamos de manera respetuosa, estamos enseñando a nuestros hijos habilidades para la vida. Les estamos mostrando cómo manejar sus emociones, cómo resolver problemas y cómo relacionarse con los demás de forma positiva. Además, la disciplina respetuosa refuerza el vínculo emocional que tenemos con nuestros hijos, porque se sienten comprendidos y seguros a nuestro lado.
La crianza respetuosa y la disciplina: hablar con nuestros hijos
Uno de los pilares fundamentales de la crianza respetuosa es la comunicación. Muchas veces, cuando los niños se revolucionan, es porque están sintiendo algo que no saben cómo expresar. Tal vez están frustrados, tristes, cansados, o simplemente necesitan más atención. Por eso, en lugar de gritar o castigar, lo mejor es hablar con ellos.
1. Escuchar primero
Antes de corregir el comportamiento, intenta escuchar a tu hijo. Pregúntale con calma qué es lo que está sintiendo o qué le está molestando. A veces, los niños pequeños no tienen el vocabulario para expresar lo que sienten, pero nosotros como mamás podemos ayudarles poniendo palabras a sus emociones. Por ejemplo, si ves que está frustrado porque no puede armar un juguete, puedes decirle: “Parece que estás enfadado porque esto no está saliendo como querías. ¿Te gustaría que te ayude?”
2. Explicar con paciencia
Después de escuchar a tu hijo, es importante que le explique por qué su comportamiento no es adecuado. No se trata solo de decirle “No hagas eso”, sino de explicarle las consecuencias de sus acciones. Por ejemplo, si tu pequeño ha pegado a su hermano, en lugar de castigarlo, puedes decirle: “No está bien pegar, porque eso duele y hace sentir mal a los demás. En esta casa, nos tratamos con cariño y respeto.”
Al hablarles de esta manera, les estamos enseñando sobre empatía y respeto por los demás, en lugar de solo imponer un castigo sin explicar nada.
Nosotros solemos seguir esta explicación con una explicación todavía más entendible para niños. Le preguntamos: “¿Para qué son las manos?”, a lo que contestamos nosotros o, cuando ya tiene suficiente vocabulario, contesta el niño: “Para acariciar.”
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No dejes a tu hijo solo en sus emociones
Otro aspecto clave de la crianza respetuosa y la disciplina es que nunca debemos dejar solos a nuestros hijos en sus emociones. Los niños pequeños no tienen las mismas herramientas que nosotros para manejar su frustración, enfado o tristeza. A veces, cuando un niño tiene una rabieta, la reacción instintiva puede ser mandarlo a su cuarto hasta que se calme. Sin embargo, en la crianza respetuosa, es fundamental acompañar a nuestros hijos en esos momentos difíciles.
1. Acompañar y consolar
Cuando tu hijo esté teniendo un mal momento, en lugar de dejarlo solo, acompáñalo. Puedes decirle que entiendes que está enojado o triste, pero que estás ahí para ayudarlo a sentirse mejor. A veces, solo tu presencia tranquila es suficiente para que se calme. Otras veces, necesitará que le hables o le des un abrazo. Lo importante es que sepa que no está solo.
2. Ayudarle a identificar sus emociones
Parte de acompañar a tu hijo en sus emociones es ayudarlo a identificar lo que está sintiendo. Los niños pequeños a menudo no entienden lo que les pasa, y simplemente reaccionan. Si le enseñas a tu hijo a identificar sus emociones, poco a poco aprenderá a gestionarlas de una mejor manera. Por ejemplo, si tu hijo está muy enojado, puedes decirle: “Veo que estás muy enfadado, ¿verdad? Está bien sentirse enfadado, pero no está bien gritar o pegar.”
De esta manera, no solo estás corrigiendo el mal comportamiento, sino que también le estás dando herramientas para manejar mejor sus emociones en el futuro.
La importancia de los límites en la crianza respetuosa y la disciplina
Criar con respeto no significa que nuestros hijos hagan lo que quieran. De hecho, los límites son una parte esencial de la crianza respetuosa y la disciplina. Los niños necesitan límites claros para sentirse seguros y saber qué es lo correcto.
1. Establecer límites claros
Los límites deben ser claros, consistentes y justos. Por ejemplo, si sabes que tu hijo siempre se altera cuando es hora de apagar la televisión, establece un límite con anticipación: “Puedes ver un episodio más y luego es hora de apagar la tele.” Esto le da tiempo para prepararse y entender qué se espera de él.
2. Ser firme, pero amable
Ser firme no significa ser autoritaria. Puedes mantener los límites sin ser agresiva. Por ejemplo, si tu hijo no quiere recoger sus juguetes, en lugar de gritar, puedes decirle con firmeza pero con amabilidad: “Sé que no quieres recoger ahora, pero es importante que lo hagas. Vamos a hacerlo juntos.”
Conclusión: crianza respetuosa y la disciplina
En resumen, la crianza respetuosa y la disciplina se basan en el amor, la paciencia y la enseñanza. No se trata de castigar a nuestros hijos cuando hacen algo mal, sino de guiarlos con respeto y ayudarles a entender sus emociones y comportamientos. Hablar con ellos, acompañarlos en sus emociones, y poner límites claros y amorosos son las claves para una disciplina efectiva y respetuosa.
Como mamás, todas queremos lo mejor para nuestros hijos, y con esta forma de disciplina, no solo corregimos su comportamiento, sino que también fortalecemos el vínculo con ellos y les damos herramientas para la vida. ¡Así que ánimo, mamá! Con paciencia y mucho amor, podemos criar niños felices, respetuosos y emocionalmente sanos.